"Cómo ser Mujer y Queer y no morir en el intento."
(...) 2. Impacto del movimiento queer en nuestras prácticas feministas
(...) la política queer y el feminismo no tienen por qué ser conceptos o luchas incompatibles. El queer nos ha hecho replantearnos el feminismo como movimiento identitario, en el sentido de si la lucha contra el patriarcado se asienta inevitablemente sobre la creencia en la existencia de dos sexos claramente diferenciados, mujer y hombre. El feminismo siempre ha cuestionado el carácter natural de los géneros masculino/femenino, afirmando su construcción social y cultural. Pero el queer va más allá, afirmando que los rasgos sexuales sobre los que se erigen esas construcciones sociales son artificiales. Según Monique Wittig (años 70-80) tanto las diferencias sexuales como las de género se crean dentro de un sistema económico, político y social determinados, que producen un discurso creador de identidades sexuales aceptadas como las "normales" o "naturales" frente a las otras sexualidades, que se convierten en perversas, inmorales o innaturales-patológicas. Wittig concebiría el sexo (hombre-mujer) como una consecuencia de las relaciones de poder. De este modo, se afirma que la categoría de sexo no existe a priori, no es natural, no es algo de lo que se tenga una descripción estática y sobre la cual se desarrolle el género. Por lo tanto, para Wittig, "las lesbianas no son mujeres, ya que la noción misma de mujeres sólo adquiere significado en sistemas de pensamiento heterosexuales y en sistemas económicos heterosexuales". Según autoras como Judith Butler o Christine Delphy, es el género lo que precede al sexo (y no al revés). No debe concebirse el género sólo como una inscripción cultural de significado en un sexo predeterminado. El género no es a la cultura lo que el sexo es a la naturaleza. Así, el sexo no cumpliría la función de una facticidad anatómica prediscursiva, previa a la cultura, donde el género actuaría. Es decir, son esos intereses ideológicos, económicos... patriarcales los que con la construcción del binomio femenino-masculino moldean los cuerpos. Son las instituciones médicas, culturales, legales... las que crean unas sexualidades utilizando las tecnologías quirúrgicas, estéticas, lingüísticas (el lenguaje como productor de conceptos inamovibles)... para hacerlas encajar en uno de los dos polos de dicho binomio. Son las que crean cuerpos y sujetos posibles para esta sociedad y su mentalidad heterosexista. Podemos afirmar, con B.Preciado, que el cuerpo es en sí una construcción, al igual que el sexo, entendido éste como un conjunto de tecnologías, como una "tecnología biopolítica". Dice B.Preciado: "La normalidad es producto de esas tecnologías de género, si estamos aquí como mujeres es porque hemos pasado por un primer examen visual mientras otras personas que no lo pasaron han tenido que ser sacrificadas en uno de los dos sentidos, hacia la masculinidad o hacia la feminidad".
Por otro lado, y plagiando los análisis de Beatriz Preciado en su Manifiesto Contra-sexual, el sexo es una tecnología de dominación heterosocial que reduce el cuerpo a zonas erógenas en función de una distribución asimétrica del poder entre los géneros, haciendo coincidir ciertos afectos con determinados órganos, ciertas sensaciones con determinadas reacciones anatómicas. La naturaleza humana es un efecto de la tecnología social que reproduce en los cuerpos, los espacios, los discursos, la ecuación naturaleza=heterosexualidad. El sistema heterosexual es un aparato social de producción de feminidad y masculinidad que opera por división y fragmentación del cuerpo: recorta órganos y genera zonas de alta intensidad sensitiva y motriz (visual, táctil, olfativa...) que después identifica como centros naturales y anatómicos de la diferencia sexual. El proceso de creación de la diferencia sexual es una operación tecnológica de reducción, que consiste en extraer determinadas partes de la totalidad del cuerpo, y aislarlas para hacer de ellas significantes sexuales.
La aportación de la perspectiva queer a los estudios y movimientos feministas es la deconstrucción del sujeto mujer como identidad monolítica y liberadora. Es decir, que si nos quedamos con la oposición binaria masculino/femenino como único marco desde el cual reconocer la especificidad de lo femenino, excluyendo cualquier otra manera de entenderla, descontextualizándola y separándola analítica y políticamente de otras características como la clase social, raza, etnia y otros ejes de relaciones que constituyen la "identidad", estamos confundiendo y manipulando la realidad en toda su complejidad, convirtiendo al género en un concepto opresor y excluyente que ignora la diversidad entre mujeres con distintas realidades culturales o sociales. Judith Butler sostiene que no es necesario afirmar la existencia de una identidad común para emprender una política de emancipación de las mujeres. Los objetivos políticos no necesitarían de un sujeto político predefinido, sino que el sujeto se define y se construye en interacción con las demás personas y en el transcurso de la tarea reivindicativa. Aunque no queremos olvidarnos de la dominación masculina que subyuga, asesina, maltrata... a las mujeres en esta sociedad, por mucho que nosotras nos estemos cargando el sujeto "mujer" para vislumbrar otras estrategias de lucha. Así que de momento, y mientras exista patriarcado, seguiremos autodenominándonos feministas.
Por otro lado, tanto queer como el (anarko-)feminismo tienen en común la transversalidad de su lucha. El capitalismo perpetúa y consolida las relaciones de poder que el sistema patriarcal diseña. Aunque acabando sólo con el capitalismo, no acabaríamos con el patriarcado.. Nuestra lucha es, pues, contra todo sistema que genere o perpetúe cualquier relación de dominación: el objetivo primordial es acabar con el autoritarismo en cualquiera de sus formas, ya sea de los hombres sobre las mujeres, de algunos hombres con privilegios sobre otros hombres y mujeres
explotad@s y
dominad@s, de
l@s adult@s sobre
l@s niñ@s, de las personas sobre
l@s animales y la naturaleza... Por lo tanto, debemos tener en cuenta la necesidad de un trabajo paralelo al de deconstrucción de los géneros (el núcleo duro de la lucha queer), orientado a la eliminación del principio de autoridad-sumisión (el arquetipo viril de dominación).
ps - se fosse descarada, sugeria qualquer coisa entre estar aí a chegar o natal e a imagem deste post. Mas como não sou, nada de insinuações!